Por Merlina Rañi

La región del litio es una zona difícil de acceder físicamente, que la mayor parte de las personas desconoce. Sin embargo, se ha vuelto el centro de uno de los problemas de agenda más candentes del momento, la transición energética. Formar una imagen del lugar, de quienes lo habitan, de la diversidad de voces, cosmovisiones y temporalidades que se ubican ahí, es un primer paso hacia la construcción de una posición, que nos permite la reflexión y acción sobre un problema que parece inasible.

En primera instancia, porque este tipo de lugares (que cruzan una carga de intereses al nivel de la geopolítica) son objeto de la posverdad, en un engranaje mediático que ofrece una imagen deformada por la tendencia a representar los intereses económicos de sectores históricamente dominantes. Las imágenes posibles de esta región son demasiado complejas y profundas para ser vistas de una sola manera. Su riqueza en recursos, historias y cultura, no se puede interpretar toda junta de una sola vez; pero sin duda alguna, el triángulo del litio no es un desierto inhabitado —como se figura muchas veces—.

Lithium Republic XYZ se propone como una plataforma que posibilita la puesta en escena de diferentes preguntas y discursos sobre este entorno en crisis, utilizando recursos como la virtualidad y la simulación. El ejercicio fundamental de este tipo de recursos está dado en las formas de la narrativa y la representación, lo que a grandes rasgos implica un ordenamiento de los símbolos (y su campo simbólico) para llevar ciertas informaciones al plano del debate y la conciencia, ponerlas en relieve y observarlas. Si bien la narrativa y la representación son ejercicios estructurales al lenguaje, y se presentan en todos los ámbitos de la cultura humana, en el caso de un entorno digital de simulación —como lo es el metaverso— propone condiciones particulares que son de especial interés para el proyecto. 

Para empezar la narrativa en la virtualidad digital se presume una entre muchas, es decir que su naturaleza es la multiplicidad. Mientras que la verdad no es propia de este entorno, su dinámica es el ensayo, lo cual posibilita una diversidad de caminos y propuestas. Por otro lado, representar el espacio en una idea, que se puede recorrer y en la que es posible desarrollar información y significado, propone un tipo de experiencia que es capaz de producir conocimiento. Es por eso que la puesta en escena de una narrativa en la extensidad —es decir, en la idea de espacio— conforma nuevos tipos de epistemología (formas de conocer, de aprender y de experimentar), así como nuevos desafíos para una narrativa en dimensiones, que no se ve tan bien representada por la figura de la linealidad, y en cambio funciona mejor con topologías de red, que aceptan la contingencia y la complejidad.Es así como el proyecto en sí es una plataforma que tiene la intención de dar soporte a investigadorxs y agentes que se interesen por esta región y las problemáticas vinculadas, y deseen experimentar el potencial de estas herramientas del lenguaje en pos de la reflexión, la divulgación y el ensayo de otras narrativas, y por tanto, la maquetación de realidades en potencia. Mientras que su objeto es la apropiación de los nuevos medios (metaverso, VR, blockchain, I.A.) con fines experimentales, para desjerarquizar los discursos virtuales —impartidos desde los centros hegemónicos de poder— en favor de la participación y la descentralización.